Amor
- 19 feb 2024
- 3 Min. de lectura
Por Karla Jurado
Estoy cayendo en cuenta, a mis 35 años de vida, que podría atreverme a definir lo qué es el amor. Pienso, en realidad no hay una definición universal para explicar lo qué es el amor. Últimamente me he estado empapando de este concepto tan ambiguo y subjetivo.
Estoy leyendo a Bell Hooks y su ensayo titulado “Todo sobre el amor” nos plantea y justifica fuertemente que el significado de amor siempre ha sido comunicado, escrito y definido por los hombres. Me resonó mucho la perspectiva de género, donde explica que el hombre escribe de amor desde la fantasía. Ese siempre ha sido el terreno del hombre, la fantasía. Dejan volar su imaginación y escriben sobre lo que imaginan que es posible en lugar de escribir sobre lo que conocen de verdad. A diferencia de las mujeres que escriben de amor desde la carencia, el sufrimiento, la experiencia…Coincido con Bradshaw, famoso por su obra sobre el «niño interior», que está convencido de que el fin del patriarcado será un paso importante en el camino del amor.
Continuando con mi intento de encontrar “la definición” de amor, asistí a una conferencia donde se habló del amor idealizado o romántico. La conferencista nos mostró tres definiciones:
Según Jesús el amor es paciente y servicial, no hace alarde ni busca su propio interés.
Según la ciencia el amor es un fenómeno con patrones conductuales, cognitivos y emocionales.
Según Erich Fromm el amor es la voluntad de extender el propio yo para favorecer el crecimiento espiritual de uno mismo o el de otra persona. Y continúa: El amor es un acto de la voluntad. La voluntad implica también elección. No estamos obligados a amar. Elegimos hacerlo.
Siguiendo la idea de la religión el amor es entregarse a otra persona. Cómo Jesús se entregó a sus “hijos” en la cruz, por ahí escucho que dicen Jesús es amor. En su momento yo compré esta idea y anduve por la vida entregando mi amor, o lo que yo creía pensar que era mi amor. La repartí a muchas personas antes de priorizar mi propio interés. Concluyo en que esta definición se inclina a lo que el hombre y el patriarcado nos han querido meter hasta el cogote para ser serviciales, pacientes, no exigir, no alardear, ni ver primero por nosotras mismas.
La psicología nos explica que hay muchas maneras de explicar los patrones conductuales cuando hay amor, nuestra conducta cambia. En lo cognitivo estamos pensando en esa persona y en las emociones experimentamos muchos sentimientos. Seguramente en mi clase de psicofisiología aprenderé más sobre las emociones psicológicas y sensaciones fisiológicas que resurgen cuando sentimos amor.
La definición de Fromm es la más acertada; la entiendo como la decisión de amar a una persona.
Ahora bien, al inició me jacté de compartir mi connotación sobre el amor. Lo cumpliré. ¿Estás preparada/o? Durante las diferentes etapas de mi vida experimenté el amor de maneras distintas. Lo sentí y transmití creyendo que esa era la manera correcta de pensar sobre el amor. Nadie nos enseña lo qué es el amor y mucho menos cómo sentirlo y canalizarlo. Uno de los amores que puedo presumir que sí se me enseñó y que lo sigo teniendo es el amor hacia mis mascotas. El amor hacia otra persona y el amor propio fueron otro tema. Esos dos tipos de amor se tuvieron que cocinar a fuego lento y agregándole el mejor condimento, la terapia psicológica.
En mi presente y mi consciencia actual me percaté de que si quiero crear una cultura de amor o un lenguaje de amor distinto debo realizar cambios profundos en mi manera de pensar y de actuar.
Encontré un compañero de vida que me ha permitido expresar mis carencias y sufrimientos y, al mismo tiempo, conocer las suyas. A diferencia de las ocasiones anteriores es que esas dolencias se abrazan con respeto, cariño, admiración, valoración y voluntad. Experimento el amor pleno, profundo, vulnerable, crudo, salvaje… Soy consciente de que cada día elijo amarlo, que somos compañeros de viaje en el camino de la vida. Así es como vivo, siento y percibo el amor. Lo comparto desde el mar de la subjetividad que nos ofrece esa emoción tan poderosa.
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